Países Catalanes

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Los Países Catalanes son una nación oprimida situada a la zona del este de la Península Ibérica, desde Guardamar al sur, población de la comarca del Baix Segura, hasta Salses, al norte de los Pirineos, a la comarca del Rosselló, al norte. También incluye, en el este, las Islas Baleares y las Pitiüsses, y se extiende hacia el oeste hasta Fraga, a la comarca del Baix Cinca.

La lengua catalana es el elemento que identifica la nación catalana y que ha ayudado a vertebrar una única conciencia nacional, aunque el territorio de los Países Catalanes se encuentra separado y dividido en varias administraciones, ocupado por los Estados español y francés, garantes del capitalismo a nuestra tierra, y que han impuesto, a lo largo de la historia, políticas uniformadoras que niegan la diversidad nacional y cultural que ellos mismos se encargan de reprimir y marginar.

La historia de la división y la ocupación de nuestra tierra empieza con las guerras entre los estados francés y español en el siglo XVII, que acaban con la separación de una parte de nuestra nación (la Catalunya norte), anexionada desde entonces al Estado francés a través del Tratado de los Pirineos (1659). La Catalunya norte será uno de los territorios catalanes que más sufrirán la política asimiladora, mucho más intensa y efectiva al Estado francés que al español. Posteriormente, en la Guerra de Sucesión al trono de España tras la muerte de Carlos II de Austria, los territorios catalanes bajo dominio español apoyan al archiduque Carlos de Austria contra Felipe de Borbón. Tras la batalla de Almansa (25 de abril de 1707), en la que Felipe de Borbón derrota a los partidarios de Carlos de Austria, empieza la ocupación de nuestros territorios y la pérdida de las instituciones y las legislaciones propias, proceso que culminará con la caída de Barcelona el 11 de septiembre de 1714. Es con la llegada de los borbones que empiezan, al Estado español, las medidas encaminadas a la creación de un moderno estado-nación centralizado, con una única lengua y unas únicas leyes e instituciones.

La negación del derecho democrático de autodeterminación, la imposición del español y el francés, la folklorización y la degradación de nuestra cultura popular, la separación de nuestros territorios y la división en fronteras y administraciones diversas, la imposición de un sistema social y económico depredador de nuestros recursos, etc. han sido las políticas de los Estados opresores, que intentan ahogar y destruir las naciones que luchan por su liberación. Y no podía ser de otra manera, puesto que los movimientos de liberación nacional son el factor más desestabilizante para estos estados, que necesitan hacer desaparecer el problema para asegurar su función legitimadora del sistema de mercado.

Pero no han conseguido lo que buscaban, y numerosos movimientos de liberación popular nacen y se fortalecen en las naciones oprimidas por los estados español y francés: catalanes, vascos, gallegos, castellanos, aragoneses, asturianos, corsos, occitanos, bretones... combaten y se organizan para la construcción de sociedades nacionalmente y socialmente libres.

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